No quiero abandonarme a tus silencios, a tu olvido. A cada despertar marchito por la pena, a tu desdén. Al agravio de ser o no ser tuya a tu atongo, a tu capricho. A la soledad de una espera interminable, a la locura. A la eterna soledad de lo infinito,
Me descubro ante ti, como hacen las gotas de lluvia limpiandoles las hojas, dejando al descubierto sus colores. Me impregno de tu aroma, y la esencia de tu cuerpo me invade lentamente ,
Me he despertado en un sueño que quizás no era mio. Caminaba descalza por un sendero polvoriento, arrastraba mis pies y con cada pisada, el camino se me hacia mas eterno.
No hay luz, la oscuridad lo llena todo, un manto negro y pétreo me rodea. Tu nombre resuena en mi garganta, como en un alarido, como en una plegaria.
Con el miedo en el cuerpo de aquella soledad que me destroza, prosigo ese camino, no se si me conduce a ti, o tan solo a tu olvido. Mas nunca fui cobarde, quiero saber lo que hay AL FINAL DEL CAMINO.
Y aun sin pensar, te siento Y en mis lamentos sordos reconozco tu voz en el silencio. Y te sueño, te espero, te deseo....... Con la misma impaciencia de nuestro ultimo día.